Cómo entrenar la llamada a tu perro

Entrenar la llamada para darle libertad proporciona bienestar y calidad de vida

En Atúk contemplamos una Educación Canina y una modificación de conducta donde el principal responsable y motor de cambio debe ser la persona. Para mejorar la convivencia con nuestros compis de 4 patas, es necesario dejar de lado todas las técnicas conductistas obsoletas y anticuadas y contemplar los avances, no sólo en Educación canina, sino en neurociencia y ciencias de la Educación, ya que los perros si o si, comparten la vida con personas y son estas personas las que deben aprender a educarlos y relacionarse con ellos desde otro paradigma. El mundo de la Educación canina es egocéntrico y centrado únicamente en las necesidades humanas y poco o nada se tienen en cuenta las necesidades y el equilibrio emocional general de nuestros mejores amigos.

Educar no es adiestrar. Educar no es imponer, coaccionar, asustar, no es generar dolor o malestar físico o emocional. Educar es entender y cubrir necesidades básicas, es aprender a entender como se comunican los perros y transmitir nuestro mensaje en un lenguaje que a ellos les llegue alto y claro. Educar a un perro también es acompañarlo y ayudarlo a adaptarse a esta sociedad de locos, para las que sus sentidos y sus características como especie, no están preparados. Educarlos es compartir nuestro camino con el suyo, dando prioridad a ayudarlo a que puedan superar sus miedos, sus inseguridades y los múltiples traumas que los seres humanos les generamos por pensar únicamente en nuestras necesidades, nuestras cubrir nuestras expectativas egoístas y poco empáticas hacia ellos.

En Atúk no basamos la educación del perro en técnicas conductistas obsoletas donde se utiliza el chantaje y el castigo para moldear las conductas del perro sin tener en cuenta sus miedos y sus necesidades, ni tampoco las consecuencias que acarrean nuestros actos en su autoestima, en su equilibrio emocional y en su calidad de vida y bienestar. Con los gritos, los castigos y el maltrato no hacemos más que mostrar nuestra frustración por no saber como llegar de otra manera a que nuestro perro nos entienda, por eso nos limitamos a castigar y culparlos de todo. Este no es el camino, y lo sabemos porque luego nos viene el sentimiento de culpa, la frustración, la impotencia, la tristeza... y sabemos que hay algo que nos impide relacionarnos de forma más sana con nuestro amigo, al que queremos con locura. El camino es sencillo. Es formarse, reciclarse, aprender a hacer de otra manera para así poder empezar a relacionarnos con nuestro entorno de una manera mas sana y natural. Y déjate sentir, en el fondo todos sabemos cual es el camino correcto y nos hace sentir bien, la intuición esta ahí y la empatía esta bien. Romper con la presión social, las expectativas sociales y los patrones aprendidos desde nuestra infancia es importante.

Entonces, como ya puedes presuponer, nosotros sólo utilizamos el adiestramiento como estimulación mental y diversión, para enseñar habilidades, etc. Pero si que hay un comando en el que utilizamos un poco de adiestramiento. Y creemos que este es necesario para que el perro pueda vivir feliz, gozando de ratos de libertad y exploración y de juego libre. Y que pueda hacerlo en condiciones de seguridad para el, para la ciudadanía en general y respetar los derechos ajenos para nadie tenga que pasar un mal rato porque tu perro no te hace ni caso cuando va a molestar a una persona o a molestar o pelearse con otro perro o animal con el que se encuentra. La llamada se debe trabajar y debe estar bien entrenada y ser lo más fiable posible. De ello dependerá gran parte de la felicidad de tu perro y su seguridad.

En este post vamos a hablar de la llamada, de cómo enseñarla, como afianzarla y no perderla por un mal uso. Pero también os vamos a explicar todos los elementos y factores que hay que tener en cuenta para trabajarla. Muchos habréis dedicado horas y los habréis llevado a diferentes adiestramientos y habréis visto que el perro viene sólo a veces, cuando le interesa, cuando no hay nada más interesante, pero no vienen cuando hay perros delante, personas, cuando hay niños con pelotas, ciclistas, corredores, zonas de agua, determinados ruidos, hasta que no deja de correr o oler o perseguir algo como un loco, etc. Cuando entrenamos una llamada hay que tener otros factores en cuenta como la edad, la raza o mezclas, el vínculo, los miedos/inseguridades, las reactividades, los niveles de estrés, su nivel de frustración, si sus necesidades emocionales mínimas están bien cubiertas... Si no trabajamos estos factores y estos problemas que hay de fondo, ningún adiestramiento del mundo es fiable ni seguro.

La llamada es la señal más importante pero también la más difícil de perfeccionar porque intervienen todos estos factores que a lo largo del post vamos a ir desgranando. Es muy fácil que el perro acuda si estas en casa o en ausencia de estímulos que interfieran, pero es más complicado en las situaciones que hemos comentado antes. A esto se suma que acudir a la llamada, a veces, le impide hacer otras cosas muy interesantes para ellos, como seguir oliendo algo, saludar a otros perros, personas, animales o investigar algo, estas son sus necesidades y motivaciones individuales.

En definitiva, entrenarla llamada es ir aumentando la probabilidad de que tu perro no se lo piense para acudir a ti cuando lo llamas, primero sin estímulos y luego con estímulos, hasta conseguir una llamada fiable en todas situaciones.

Y estarás pensando, con collares de castigo si pueden venir al instante y así me ahorra el tener que trabajar nada ni educarlo. Y quizá si al principio, por pánico a la molestia o a que lo electrocutes o generes algún tipo de dolor que coarte su independencia, su carácter, su autoestima tanto como para dejarlo todo por miedo a ti y a lo que le hagas. En esta sociedad el maltrato esta muy normalizado. Pero debes saber que las consecuencias a nivel de ansiedad, de autoestima, de generarles miedos y más inseguridades y de no poder vivir tranquilo y relajado te van a ir apareciendo, debilitando el vínculo y van a ir perjudicando su equilibrio emocional cada día más. Luego normalizará los castigos y tendrás que recurrir a collares o técnicas que generen más dolor o más miedo para poder seguir poniendo parches crueles y tu perro venga.

No se si tu te sentirás bien haciendo esto, aquí cada uno tiene sus valores y su conciencia. Pero a veces la persona sólo lo hace porque no sabe otra manera y preferiría hacerlo con respeto, a veces sólo necesitamos que nos llegue otro tipo de información y los recursos necesarios para poder llevar a cabo un cambio. Y por ello estamos escribiendo este post. A nadie le gusta vivir con miedo y en una dictadura, los perros son animales colaboradores por naturaleza, no necesitamos estas formas de tortura para enseñarles a colaborar. Déjate asesorar, tu perro se merece tu cambio de camino y en poco tiempo lo agradecerás, estamos seguros porque lo hemos vivido muchas veces a lo largo de 20 años de profesión.

Factores que influyen en la fiabilidad de la llamada

En relación a la edad

Los cachorros hasta los 6 meses tienen un umbral de seguridad y siempre van cerca de la familia o de su persona. Por ello, las familias con cachorros no prestan atención a este tema de la llamada hasta que entran en la adolescencia y la cosa cambia. Hasta los 6 meses todos dicen que sus cachorritos son muy obedientes y no se mueven de su lado. Hasta los 6 meses ellos te siguen a todas partes y no se separan de ti. ¡¡Pero a partir de los 6 meses si te he visto no me acuerdo!! Cualquier cosa es más importante que tú y tu serás la última prioridad. En la adolescencia del perro (de los 6 meses a los 2 años aproximadamente) tienen una necesidad de explorar más elevada, una necesidad social mayor, tienden a meterse en más situaciones conflictivas porque necesitan intervenir y aprender a hacerlo es un trabajo y un desarrollo que hay que saber acompañar, tienen tendencia a querer resolver todos los conflictos, no pueden evitar meterse en todo, entran en períodos sensibles, períodos de miedos donde aparecen las reactividades al movimiento, al ruido, etc.  En esta etapa, entrenar la llamada, se hace especialmente importante e imprescindible para que el perro jóven tenga calidad de vida, pueda disfrutar de ratos de libertad y no se meta en situaciones peligrosas o que no sepa gestionar. Pero a la vez, hay que aprender a ayudarle a normalizar todo lo que le preocupa y cubrir estas necesidades emocionales para que no haya frustración ni ansiedad.

En cambio, en la etapa adulta y en la vejez, si los hemos educado correctamente y están equilibrados, la llamada es casi innecesaria porque ya saben comportarse y de forma natural ya vienen con nosotros.

 

En relación a las razas

Las razas de perros de pastoreo tienden a tener mucha más tendencia a acudir a la llamada. Son perros muy serviciales que esperan que les digan que hacer. Border collies, pastores alemanes, pastores belgas, etc. tienden a ser mucho más obedientes en este sentido. Los perros con tendencia a la protección también tienden a quedarse más cerca de la persona.

En cambio, las razas nórdicas son mucho más independientes y tienen más ganas de libertad. Algunos perros de caza como los podencos tienen potenciada una mayor independencia y suelen coger largas distancias para desarrollar su trabajo. O las razas de persecución como galgos y podencos, que gestionan los miedos y los subidones de estrés con movimiento, tienen más problemas con la llamada si tienen muchos miedos. Si un galgo escucha un petardo, como forma de gestión empezará a correr y cuando se le pase el subidón puede no saber ni donde esta. En estas razas es importante tener una buena llamada y una correcta educación y acompañamiento por parte de su familia.

 

Elementos que influyen en la fiabilidad de la llamada

Entrenar a tu perro la llamada es darle una motivación al perro para querer venir contigo. Cuando has entrenado la llamada correctamente y tu perro no viene cuando lo llamas quizás es porque hay algún factor en el vínculo o en su educación que se debe trabajar. También es posible que esté evitando un conflicto con alguna situación exterior. Por ejemplo, el hecho de venir puede implicar el hacerlo cerca de un perro que le amenaza y entonces evita el acercamiento. Si no nos damos cuentas de estas pequeñas cosas, nuestro perro no tendrá confianza en nosotros.

Uno de ellos puede ser la confianza y el vínculo. Es posible que le hayas reñido alguna vez por no venir, ahí le has dado el motivo perfecto para ignorarte. Tu perro puede haber asociado que el venir es algo malo o que no es seguro. Esto puede pasar por:

-        Cuando lo llamas y viene le riñes

-        Sólo lo llamas para irte o quitarle libertad. Si utilizas la llamada sólo para terminar el paseo.

-        Sólo lo llamas para terminar un juego con otro perro.

-        Lo llamas sin tener en cuenta cuando está oliendo.

-        Lo llamas para irte cuando el paseo ha sido demasiado corto y el no quiere irse.

-        Lo llamas en casa para reñirlo

-        Lo llamas en casa para bañarlo, cepillarlo, cortarles las uñas…

Si utilizas la llamada para estas situaciones, tu perro puede tener asociado el “ven” a estas situaciones negativas. Y aunque sepa que es el ven, no vendrá. Entrenar una llamada es darle a entender al perro un comando. Pero para que quiera o pueda venir cuando lo llamas hay muchas cosas de fondo que hay que trabajar. Pero la más básica es no asociar negativamente esa llamada.

También puede pasar que en el día a día riñas o corrijas a menudo a tu perro y ahora para él eres poco previsible y algo que temer, ahí tienes debilitado el vínculo. Es necesario aprender sobre Lenguaje canino, saber cómo responder y educar con limites que no estén basados en el miedo, en el castigo y en las correcciones. Nadie quiere ir con una persona que no sabes cuando puede tratarte mal, pero tampoco con alguien que no saber ver ni entender que te pasa y no te ayuda a gestionar las situaciones.

Otras veces nuestro perro está cansado de que le hablemos constantemente o le agobiemos o le demos atención de manera pesada o irrespetuosa, es muy probable que aquí el perro pase de nosotros y debemos aprender a respetar lo que nos pide para que quiera estar con nosotros y valore nuestra atención. Los perros agradecen el silencio y prefieren a las personas tranquilas, amables y respetuosas.

Debemos recuperar su confianza y fortalecer el vínculo para que cuando llames a tu perro el lo deje todo y le encante ir contigo, te quiera seguir y acompañar. De nada te sirve entrenar una llamada si tu perro no quiere estar contigo o no se fía de ti o de lo que le puedas hacer. O que entrenes una llamada cuando él no te tiene en cuenta porque eres muy pesado con él o muy controlador. También es posible que tu perro acuda a ti (con señales de calma) por miedo a las consecuencias, si es que le has reñido por no venir o por hacerlo más tarde o por venir lento.

Otro factor que puede estar dificultando que venga es que tu perro tenga miedos o inseguridades. Por ejemplo, si tu perro tiene miedo a perros, vas por la montaña con el suelto y cuando lo llamas si hay un perro delante, bien huye para casa o coche o bien se va a por el perro a buscar conflicto. Por más que lo llames ahí no te va a venir, sobre todo si no tienes una buena comunicación con él ni un buen vínculo. Cuando un perro tiene miedo no es que no te venga, es que no te oye, su prioridad es sentirse a salvo o hacer algo en la situación. Aquí hay que hacer un trabajo previo de desensibilización y socialización con perros y después ir trabajando la llamada en ambientes controlados.

Influye muchísimo también no tener una buena comunicación con tu perro. Si en casa no respetas sus señales de calma y si en la calle no lo acompañas correctamente cuando el está preocupado, en su lenguaje y con respeto, en la calle el vínculo estará debilitado y tu perro no buscará ayuda en ti si tiene problemas. Se buscará la vida sólo. Muy pocas familias con perros se forman en comunicación y lenguaje canino cuando van a empezar a convivir con un perro y es el perro quien siempre sufre las consecuencias. Por ejemplo, creemos que cuando nos chupan nos están dando besitos cuando en realidad, si el perro viene a ti y te chupa es una forma de insistirte para conseguir algo. O si él está tranquilo, vas tu hacia él y te chupa la mano o la cara, te está pidiendo que pares. El perro se pasa 24 horas al día comunicándose en un lenguaje que su familia no sabe interpretar y esta es la base de muchos problemas de convivencia y de muchos conflictos.

Si no se siente acompañado por ti, si cuando otros perros son hostigadores o maleducados tú crees que él está jugando, si no aprendes a ayudarlo cuando lo necesita, o castigas o ignoras su lenguaje, no habrá confianza y sus niveles de estrés en el paseo estarán altos y tu perro inquieto o a la defensiva. Detrás de las reactividades y los miedos en perros adultos siempre hay un problema de falta de comunicación y de entendimiento.

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Un perro sensible al ruido no te vendrá a la llamada ante un ruido que le preocupa, hay que detectar y desensibilizar previamente todos los ruidos que lo alteran y normalizarlos.

Si tu perro es reactivo al movimiento porque no lo has desensibilizado y normalizado, cuando vea a otro perro corriendo, un gato corriendo, un ciclista, un corredor, un niño jugando a pelota, etc. su prioridad va a ser parar ese movimiento. Y lo hará de diferente manera según su raza. Hasta que no normalices el movimiento, tu perro no te vendrá a la llamada en estas situaciones. Los perros son animales cazadores, el movimiento les incita. Las personas creemos que por arte de magia tienen que poder controlar sus instintos y que estos sentidos más desarrollados que los nuestros desaparezcan para poder convivir con ellos. No respetamos su naturaleza, ni sus necesidades. Los perros no necesitan adiestramiento, necesitan ayuda, acompañamiento, comunicación, mucha comunicación en su lenguaje y técnicas amables para mostrarles lo que esperamos de ellos, no castigos, no chantajes con comida o juego, no correcciones, no contracondicionamientos.

Si tienes un perro joven, que apenas se puede relacionar con perros y personas, si tiene acceso a poder relacionarse en alguna ocasión, esta va a ser su prioridad, ya que es una necesidad social no cubierta, y acudir a la llamada va a ser algo muy secundario. Para que un perro no tenga esa “ansia” social tiene que tener cubierta esa necesidad, en primer lugar. Paseos suficientes, de calidad y contacto social correcto asegurado es básico para evitar problemas de frustración en el paseo. Un perro frustrado tenderá a no venir a la llamada, su prioridad es cubrir sus necesidades básicas.

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Si tienes a un perro con niveles de estrés muy altos, cuando lo sueltes su prioridad será desfogar toda la energía acumulada. Va a necesitar correr y jugar como un loco hasta quemarla toda. Pero si no lo ayudas a no volver a generarla, se va a pasar toda la vida necesitando desfogar y quemar adrenalina. Es importante formarnos y saber acompañarlos correctamente para que vivan sin estrés. En este estado los perros no pueden acudir a la llamada, es necesario un proceso de reducción de estrés antes de poder empezar a entrenar la llamada para no frustrarte tu ni frustrarlo a él. También tenemos un Curso On line de Estrés y Ansiedad en perros para que sepas entender que le pasa en cada situación y cómo ayudarlo a relajarse. No son los típicos consejos de juegos y estimulación mental y olfativa, el trabajo va orientado a detectar estos picos de estrés causados por problemas de insistencia/control/protección en la convivencia. Se va al foco del problema.

A continuación, te vamos a explicar cómo entrenar la llamada, pero si te ves identificado con lo expuesto hasta ahora y necesitas ayudfa, si vives en Catalunya nos puedes contactar para una formación a domicilio. Si eres de fuera te recomendamos hacer las formaciones On line que tenéis en la web www.atuk.dog/formaciones

Cómo entrenar la llamada

El tono de voz en el adiestramiento

A menudo vemos personas llamando a su perro en tonos muy altos, en tonos enfadados y autoritarios. Ese tono no hace más que debilitar el vínculo.

El perro tiene una capacidad auditiva mucho más elevada que la nuestra, no hace falta gritarles si los tenemos cerca.

Con el tono de voz estamos anticipando lo que va a venir de nosotros cuando lleguen. Si los llamamos autoritarios o enfadados lo que les anticipamos no es bueno, es castigo y enfado. Por lo que se van a pensar más si venir y si vienen vendrán lentos y haciendo señales de calma para calmar nuestro enfado. Algunos que han recibido castigos por no venir seguirán sin venir por el mal condicionamiento que tienen con acercarse a ti en esa situación en concreto.

Cuando llamamos a un perro lo deberíamos hacer en un tono dulce, agudo, amigable. Anticipando que lo que va a tener al llegar va a ser bueno y agradable. Sólo con esto, muchos perros que habían dejado de acudir a la llamada vuelven a venir.

Los refuerzos

Un refuerzo es algo positivo que el perro obtiene después de hacer algo que le pedimos. Para entrenar una llamada, el mejor refuerzo que puede querer un perro es pasar un rato divertido o agradable con nosotros. Si lo educamos de forma respetuosa y tiene vínculo con nosotros, nuestro perro siempre va a querer hacer algo con nosotros. Y si no, algo estamos haciendo mal o es que no esta equilibrado y habría que ver que está pasando.

Lo más importante es que cuando tu perro venga cuando lo llamas se convierta en una experiencia muy positiva y agradable. Se respetuoso y comunícate correctamente con él.

Para entrenar la llamada se suele utilizar premios de comida, pero también se puede hacer con un juguete que al perro le guste, con sesiones de juego, de caricias (si le gusta ser tocado). Lo que para un perro puede ser un refuerzo para otro puede no serlo. Un perro al que se le castiga con las manos, las caricias no van a ser un refuerzo. Una felicitación de una persona con la que el perro no tiene vínculo puede no ser un refuerzo, al igual que un trozo de comida que para el perro no tiene valor.

Darle a entender que es el VEN

Llámalo en casa, siempre con voz agradable y divertida y prémialo con un “muy bien” cuando empiece a venir y dale comida o juego cuando llegue. Siempre le recompensaremos con experiencias positivas.

En casa y sitios tranquilos empieza a pedirle: “pepito, ven”. En el mismo tono en el que le felicitas una conducta, prometiéndole juego con la voz. Para añadir más probabilidad de que venga, agáchate, que es una señal de calma.

Cuando el perro empieza a venir, de forma tranquila y divertida, le puedes ir diciendo muy bien. Y cuando llegue le felicitas y le das un refuerzo. Lo más fácil es que al llegar le des una chuche, pero también puedes intercalarlo con tirarle un palito al llegar si le gusta jugar así, o sacar un mordedor y jugar un rato, o rascarle una zona que le guste. Cada perro es un mundo, un perro puede tener una caricia como reforzador como para otro esa caricia puede ser una molestia y no servir de reforzador. Debe ser algo gratificante para él y debes conocer y entender a tu perro.

Siempre este debe ser el orden:

“Pepito, VEN”, felicitación por venir: “MUUUUY BIEN!” y premio

El “pepito” es para que entienda que es para él, el comando. El “ven” es para que sepa que queremos. Muchas personas dicen el nombre del perro esperando que el perro sepa lo que quieres tú por arte de magia. Siempre la felicitación delante del premio porque cuando la llamada este entrenada, el premio se elimina. El refuerzo será la felicitación y podremos reforzarla solo con algún refuerzo intermitente.

 

Como afianzar la llamada y hacerla cada vez más fiable

Una vez acude siempre contento cuando lo llamas en situaciones tranquilas, iremos trabajando la llamada en el exterior, cada vez en sitios con más estímulos. A la par que vamos trabajando todos los problemas de fondo que hemos comentado anteriormente y que hayamos detectado en nuestro perro.

Iremos entrenando la llamada añadiendo distancia y estímulos (otros perros, personas, bicis, otros animales, etc.). Finalmente, lo haremos estando cerca de lo que le provoca inseguridades o miedo, en función de si hay agresividad o no, podemos entrenar la llamada utilizando una correa larga por precaución. Si no tenemos claro que vaya a acudir a la llamada, y puede ser un riesgo para otro o para él, utilizarla. Y seguiremos haciendo un trabajo paralelo de desensibilización de miedos para que vayan bajando de intensidad hasta desaparecer. Cuando el miedo es de intensidad alta, no es que no te hagan caso cuando los llamas, a veces ni te oyen o puede que su prioridad sea “resolver” ese conflicto antes de acudir. Ahí debemos trabajar los miedos, las reactividades y los problemas de fondo más que entrenar la llamada. Se deje hacer de forma conjunta y deberías buscar ayuda profesional.

Cuando tu perro este viniendo siempre a la llamada, empezaremos a premiar a veces si, a veces no. A esto se le llama refuerzo intermitente. Podemos empezar con una vez premio y otra no, luego una si y dos no para acabar premiando sólo de vez en cuando. Y el premio también puede ir variando. Una vez sabes que es lo que refuerza a tu perro, podemos premiar a veces con comida, otras lanzando un palito, otra con una sesión de masajes, etc.

Consideraciones importantes

- Enséñale un comando para venir, no los llames sólo por su nombre. Di “Pepito VEN”

- No repitas más de dos veces el VEN, si tu perro a la segunda no viene, no lo llames más, ves a por él. Cuantas más veces lo llames más “sordo “estará el perro. Y si te viene cuando lo llamas 10 veces y premias, le estas enseñando que venir a la 10ª está bien.

- Si sabes que tu perro no va a venir, no lo llames, ve y cógelo. Si no le enseñas a que puede no venir.

- No llames nunca a tu perro para cosas desagradables: para bañarlo, cepillarlo, para irte para casa, para que deje de jugar en el parque… Cuando se acabe el paseo ve y coge a tu perro, no lo llames para irte.

- Llama a tu perro de vez en cuando en el paseo y dale un premio, para que entienda que no siempre que lo llamas se acaba el juego o el ir suelto. La llamada será para algo más bueno: juego, caricias, tomar un bocadito de algo rico. Si vas a jugar con él, llámalo antes y que asocie el juego con venir a la llamada. La llamada debe ser para emergencias y tiene que estar bien asociada y entrenada.

- Tu voz debe ser una promesa de buen rollo y juego, nunca exigencia o enfado. Tampoco le grites y que no note nerviosismo en tu voz. Si te enfadas tu perro difícilmente vendrá, puede ser que te haga caso, pero empiece a apaciguarte y calmarte. Puede ser que obedezca, pero lo hará por miedo y debilitaras tu vínculo con él. A la larga tu perro cada vez te obedecerá menos y tu enfado irá en aumento.

- Practica la llamada de manera regular con tu perro y en diferentes situaciones. Pero sin ser pesado.

- Nunca lo castigues por no venir o por tardar más, castigas lo último que hace, que es acercarse a ti. Sino viene cuando lo llamas debes tomártelo como una advertencia, sigue entrenando la llamada para que sea más fiable. No la tiene bien aprendida o algo está fallando y hay que revisar que es.

Para que la llamada sea fiable debes practicar de manera regular, añadir las dificultades de manera progresiva, debes ser constante con este tema . Si tu perro no viene, vas y lo coges, nunca le riñas ni te enfades, pero tampoco debe venir nada bueno de tí, se neutro.

Ayúdalo a no equivocarse mientras se le entrena la llamada, impidamos que nuestro perro se escape no soltándolo en lugares poco seguros o demasiado motivantes. Si no tienes un buen vínculo con él y no se fía de ti, restablece ese vínculo. Reduce estrés y elimina todos los castigos y correcciones que tenías con tu perro. Esta es tu prioridad. Fórmate y aprende como ayudarlo si lo que has hecho hasta ahora no ha acabado de funcionarte.

Si no tienes un buen vínculo con él o tu perro tiene una mala asociación con la llamada, debes revertirlo. Elimina todo tipo de castigos y gritos, no le impongas y se respetuoso con él. Llámalo de forma amable y restablece la confianza. Puedes hacer más interesante el premio si se lo lanzas y lo tiene que pillar en el aire o bien lanzamos un puñado de comida al suelo y jugamos a que la busque con la nariz (les encanta). Si está jugando con perros, la probabilidad de que obedezca es más baja, se lo está pasando bien y nosotros no somos tan atrayentes en ese momento, sobre todo si es un perro jóven. Si cuando viene sigue el juego, subiremos el nivel de probabilidad.

Tendrás una llamada bien entrenada cuando lo llames una sola vez y siempre venga, haga lo que haga y haya cerca quien haya. Vayamos aumentando la probabilidad de que venga.

Una vez entrenada la llamada, no debemos abusar de ella. Tampoco lo llames si está oliendo algo interesante, saludando a un perro o calmándolo, su prioridad es esa y si lo llamas entra en conflicto. Nuestro perro debe seguirnos caminando por el campo o si nos vamos del parque de manera natural, la familia siempre va junta y él debe querer hacerlo por voluntad propia. Si “pasa” de nosotros revisemos que es lo que está mal.

Para acabar, sólo deciros que cuando el perro esta equilibrado y bien educado la llamada pasa a un segundo plano. Podemos pasarnos meses sin tener que utilizar la llamada cuando soltamos a nuestros perros.


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¡Gracias por leer hasta el final! Esperamos que este post te sea de ayuda 😊

Escrito por
Miriam Olmedillo
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